En parte barco, en parte rebelión, Kronstadt es un poco como el imposible levantamiento de los marinos anarquistas y viejos bolches aplastados por la incipiente turbiedad del poder soviético. Sin ser tiempo de rebeliones que atenten contra el chato sentido común, Kronstadt navega en aguas revueltas hasta llegar al tiempo de los puertos abiertos, siendo refugio, deriva y naufragio de unos tripulantes sin oficialidad ni rumbo cierto. Pero no hay que engañarse, porque todo barco, hasta el más mísero carguero, espera el tiempo de volver a los cañones y el olor a pólvora. Mientras tanto, masticando lentamente cada letra evitaremos la muerte por inanición, el dolor de los pulmones por inmersión y la tristeza crónica de la inacción.
Deambulen por nuestras secciones, visiten los caminos que ofrecemos, disfruten su estadía y esperen la zozobra con un vodka entre los dedos.
Buen viaje.